Ribeira Sacra Lucense con niños

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Vista del pueblo de Belesar,  desde Adega do Veiga. Ribeira Sacra Lucense.

Hace ya más de dos años os contaba que, coincidiendo con la boda de unos amigos, mi santo y yo habíamos aprovechado para disfrutar de unos días de descanso en Huelva. Ya estaba embarazada y nos alojamos en un resort que año tras año figura en el  top ten para viajar con niños en nuestro país. Recuerdo que en los desayunos, ante semejante nivel de decibelios y barullo, nos preguntábamos si a partir de la llegada del pequeño Edu nuestras vacaciones serían siempre así.  Pues bien, después de la experiencia de este verano he de decir que no.

En agosto nos escapamos un par de días al Oca Augas Santas Balneario & Golf Resort , en Pantón, para conocer la Ribeira Sacra Lucense y,  a pesar de encontrarnos con una clientela principalmente familiar, el ambiente que se respiraba era bastante más calmado que el del complejo onubense.  La primera jornada la empleamos en disfrutar de las instalaciones: parque infantil, zona de juegos y  piscina de agua termal al aire libre. A última hora nos acercamos a Ferreira de Pantón, a 2 kilómetros del balneario. Cenamos en la terraza de uno de los bares que hay en el entorno de la plaza del ayuntamiento mientras veíamos anochecer.

El segundo día, de camino a Belesar,  conocimos el monasterio cisterciense del Divino Salvador, el único de esta orden activo en Galicia, habitado por las madres Bernardas. Después de comer en la Adega do Veiga, con muy buena relación calidad-precio, embarcamos en Belesar pueblo para conocer O Cabo do Mundo, el increíble meandro que dibuja el río Miño a su paso por O Sabiñao. Queda pendiente para la próxima visita disfrutar de la playa fluvial de A Cova.

¿Y vosotros? ¿Qué planes con niños habéis hecho en verano?

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Oca Augas Santas Balenario &  Golf Resort

 

 

 

 

Publicado por Lucía

Lo que más me hacía disfrutar de niña era hurgar en el armario de mi madre, caracterizarme, y meterme cada día en la piel de una heroína diferente. Ahora, con más de 30 años, encuentro esos momentos de recreo cuando voy al teatro, escucho un concierto, visito una exposición, o simplemente saboreando una copa entre amigos en un local con personalidad. Son breves entreactos en la rutina diaria.

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